Desde pequeña he tenido afición por la costura. Recuerdo que con seis o siete años, con la ayuda de mi madre que es modista, les hacía vestidos a mis muñecas. A los siete años aprendí a coser a máquina. Mi madre tenía y tiene_aunque ya no cose_ una preciosa máquina Alfa de aquellas de cabeza negra con letras doradas, encastrada en un mueble de madera y con una tapa también de madera con el nombre ALFA en auténtica marquetería. Una joya que tendrá más de 65 años y que funciona perfectamente.
Aunque mi madre era modista_digo era por que ya no cose por la edad que tiene_mientras viví con ella no aprendí a coser, mis estudios me ocupaban totalmente. A los 18 años salí de casa, y entonces comenzó mi afición por la costura y el diseño de ropa. Hice algún cursillo corto, pero principalmente aprendí a coser y cortar con las revistas de patrones BURDA. Tengo cientos de ellas en un gran baúl, algunas tienen más de 25 años, pero no tengo corazón para tirarlas. La moda es como un saco, vas metiendo cosas y más cosas, y después de varios años le das la vuelta y empiezas a coger lo más antiguo. De vez en cuando les echo un vistazo a las revistas y me sirven de inspiración para crear alguna prenda.
Estuve cosiendo muchos años todas las prendas que vestiamos mi marido, mi hijo mayor y hasta mi hermana, mi cuñado y mi sobrino. Pero un día mi marido me hizo ver que había otras cosas a aparte del diseño y creación de prendas, a los que dedicaba todo mi tiempo libre. Fué un pequeño reproche, pero tomé una decisión drástica. Dejé totalmente la costura. A partir de entonces sólo hacía la ropa de casa ( cortinas, cojines, etc.) y algunas prendas especiales para mi (abrigos caprichosos o vestidos originales).
En el año 1994 caí en una profunda depresión que me tuvo de baja más de 11 meses, y entonces empecé con el punto de cruz. Hacía cuadros, cojines...., de todo. Cuanto más dificil más me gustaba.- Superé la depresión, pero mantuve la afición por el punto de cruz.
Cuando años más tarde tuve a mi segundo hijo, abandoné el punto de cruz por falta de tiempo. He de decir que siempre he trabajado fuera de casa a jornada completa, y eso en una mujer quiere decir que además de las ocho horas por las cuales recibimos un salario, tenemos que trabajar luego otras cuatro o cinco más, éstas de modo gratuito.
Pero los años pasan, los hijos crecen y los padres y suegros envejecen. Y aquí tuve otro bache, aunque este más leve. Esta vez estaba preparada para afrontar la depresión, me di cuenta enseguida y acudí al médico. Con su ayuda y un poco de medicina no tuve que coger ni la baja laboral. Entonces, como no puedo estar parada ni cuando veo películas, (mi otra gran afición ) ,me dió por las manualidades. Hice un curso de 8 meses, en el que aprendí muchas cosas, pero sobre todo, estuve muy agusto con las compañeras que conocí.
Este verano fuí de vacaciones a la Bretaña francesa, y allí me entró el gusanillo del patchwork. En todas las ciudades y pueblos, por pequeños que fuesen, había tiendas de telas (mi gran pasión), revistas variadisimas y a buen precio. En fin me entusiasmé. En otoño me apunté a un curso de patchwork en la ciudad donde trabajo. Pero eso fué una gran desilusión. Por una parte el nivel de las demás compañeras era muy bajo (no sabían absolutamente nada de costura, ni de corte), y la profesora, la verdad, no se si sabía o no, pero no tenía método, ni programa, ni fundamento ( como dice Argiñano).
Dejé el curso y tomé como profesores los libros y las revistas especializadas.
- En castellano hay muy pocas publicaciones sobre este tema. La mayoría son en inglés (idioma que desconozco totalmente) y hay bastantes en francés (este si, de algo me tenía que servir tantos años estudiando en un colegio de monjas). De modo que estos son mis nuevos amigos y profesores. Bueno estos sólo no, los blogs de todas vosotras me han enseñado muchisimo, y me han dado ánimos para seguir adelante. Gracias a todas.
Tengo un montón de proyectos en la cabeza. Ahora estoy haciendo un edredón para mi hijo pequeño, que me está resultando pesadisimo de acolchar. Pero no pienso empezar otra labor sin acabar esta, o corro el riesgo de no terminarla nunca.
sábado, 6 de enero de 2007
Mis aficiones, mis maestros
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Mi madre era sastresa y tenía una Alfa como la de la tuya. Al principio estaba como la de la foto, y después la puso en uno se esos muebles de los que hablas. Como ya no la usaba, la cambió por una eléctrica que podía meter en un armario. Entonces a mi no me interesaba la costura pero ahora me da una pena pensar en aquella máquina...
ResponderEliminarQue envidia me das. Yo nunca he sabido "coser". He hecho punto de cruz desde siempre, bordar no, que no se me daba bien, pero soy incapaz de hacerme una falda o una blusa. Incluso compré un libro de Burda que era como un cursillo, pero nada.
Yo también voy por libres. La primera profesora de patch que tuve no tenía mucha idea, aunque después he conocido a otras que son geniales. El problema es que en ésto, como en todo, hay mucho intrusismo. Alguien que ha hecho un par de colchas ya se cree capacitado para dar clases.
Y aquí me tienes, a la 1 de la madrugada, escribiéndole a una desconocida porque no tengo ganas de acostarme...
al leer tu post ha sido como ver retazos de mi vida escrito y me he quedado muy sorprendida,yo tanbien me cosi la ropa durante años para mi y mi familia,durante años conpre el Burda,tengo muchisimos,he hecho manualidadesy he llegado al patchwork,voy a clases pero a veces me desanimo un poco,las clases se limitan a hacer quilts para venderte telas y mas telas,pero bueno entre las clases y alguna revista voy haciendo.aqui casi no ahi revistas,pero ahi una que se hace en Barcelona y se llama pachwork secrets que es muy buena,laconoces? me alegro mucho de haber visitado tu bloc,ha sido como mirarme en un espejo,me has recordado muchas cosas,te seguire visitando.Un saludo ENCARNA
ResponderEliminar´Mi madre también cosía, pero no profesionalmente. Sin embargo recuerdo que la ropa que más me gustaba era la que me hacía mi madre. Yo la ayudaba mucho a sacar los patrones, cortarlos, colocarlos en las telas, cortar las telas e incluso me dejaba hilvanar. Pero nunca llegué a coser. He empezado hace muy poquito con la máquina de coser, que tengo desde tiempos inmemoriables. Para mí una casa tenía que tener plancha, aspiradora y máquina de coser. Eran los electrodomésticos básicos para comenzar una nueva vida. Ahora quería aprender algo más de la costura y saber hacerme cosas sencillitas. Pero me gusta hacer tantas cosas, que a todo no llego. Me gustó tu historia. Besitos. Mabel.
ResponderEliminarme encanto leerte
ResponderEliminarhola soy carmen ,al contrario de ti ,yo creci medio salvaje nunca fui tan femenina ,no e gustaba para na la costura ,pero era feliz corriendo tras un cometa y subiendo arboles,asi tb correr tras un balon
ResponderEliminary las canicas ni se diga.en fin,el tiempo ha pasado y con la edad me llego el gusto por hacer mueblecitos en madera y figuras,aprendi a hacer muñecas en tela con todo y su s vestidos asi tb por pintar.pero mi admiracion personal por todas aquellas que realizan este hermoso trabajo.
me gusto mucho leerte
gracias por hacerme recordar de alguna forma parte feliz de mi niñez
un beso